martes, agosto 28, 2007

Vean ustedes de que manera influyen las opiniones y los consejos familiares. Cuando era un bebé, todos decían que tenía una carita de desvalido que no me la podía, cuando niño, tenía tanta gracia que todos me daban dinero sólo por eso, ya adolescente, alababan mi manera descuidada de vestirme porque decían que me venía bien. En resumen y haciendo caso a todas estas consideraciones y sumando todas estas características y talentos, ahora atiendo mi propia empresa en el mejor lugar de Santiago: Soy un exitoso mendigo.