
Ya eran las dos de la madrugada y yo aun no podía dormir, las pastillas para conciliar ese sueño artificial y relajante ya se habían terminado, me daba vueltas de un lado al otro contando ovejas saltando una barda que luego de perder la cuenta se me confundían con perros disfrazados, cerdos angora y uno que otro hipopótamo con joroba. Mientras que en el reloj el minutero avanza lentamente haciendo que los segundos se multipliquen por dos, incluso por tres, esperando una de las dos opciones que tenia en ese momento, una era dormir profundamente y la otra que el sol saliera pronto para poder ir a trabajar, pero ya a las tres de la madrugara ni una de ellas estaba disponible.
Luego de un rato acostado mirando el techo comencé a ver unas tímidas y chispeantes luces de colores que se intensificaban con los movimientos dejado una estela que caía suavemente sobre mi rostro, al tratar de seguirlas con la vista se corrían como escapando, como si tuvieran algo que proteger, algo misterioso, algo mágico , quizás eran los sueños que llegaban a mi habitación sin yo estar dormido, cerré mis ojos simulando estar dormitando pero las luces eran muy bellas y no podía quitar mi vista de ellas, las seguía de un lado al otro, tratando de descifrar que sueño me tocaría esa noche, quizás uno de esos sueños recurrentes en los que aparecía en el cine cuando esta terminando la película, se encienden las luces y veo que estoy sin pantalones, o uno de esos en donde estoy caminando a orillas del río Mapocho a la altura de la Estación del mismo nombre, comiendo maní confitado o algo así cuando un güarén enorme me encara y me preguntarme si tengo fuego para encender su cigarrillo, el cual nunca consigo encender ya que despierto antes, o quizás es una de esas pesadillas en donde me persigue una manada de perros hambrientos y yo por más que corro no puedo sacar ventaja, cada vez me traslado más lento como si mis pies de hundieran en el pavimento, Estaba pensando en eso cuando miro hacia el techo y las luces misteriosas habían desaparecido. Como ya no tenia el espectáculo luminoso me di vuelta hacia la muralla para ver si podía dormir cuando comencé a escuchar un ruido que venia de la cocina, era un susurro como si alguien estuviera comiendo algo, parecía estar hambriento debido al estrepitoso ruido que hacia al masticar, yo asustado saque una pequeña pistola que tenia guardada en el velador, una revólver pequeña que me había regalado mi papá el día en que me fui a vivir solo, la misma pistola con la que mi tío Joaquín se dio un disparo el día de año nuevo cuando realizada ese estúpido show de puntería. tome la pistola con la mano izquierda que en ese momento era la menos temblorosa y prendí la luz del pasillo, en esos momento pensé que el intruso iba a escapar por que el ruido que yo estaba haciendo y las luces que prendí le informarían que el dueño de casa estaba despierto y al tanto de que algo raro estaba pasando, pero no, seguían los ruidos, comencé a caminar por el pasillo lentamente tratando de hacer el mayor ruido posible pensado que el intruso podría ser un poco sordo y no había escuchado el ruido de mi puerta habiéndose, pero el ruido seguía cada vez mas fuerte ya que cada vez estaba mas cerca de la cocina, “hay alguien ahí” pregunte con un tono tembloroso, el cual no era el más indicado en ese momento pero era lo que había, en ese momento el ruido seso, seguí caminado hacia la cocina, “llame a las carabineros y ya están por llegar” volví a gritar ya en un tono mas firme pero igual de tembloroso, cuando estaba a punto de entrar a la cocina veo que la única fuente de iluminación que había en ese lugar era la luz del refrigerador que estaba abierto hasta el tope, espere al lado de la puerta respirando profundamente dispuesto a disparar a lo que fuera, conté hasta tres y me pare frente al marco de la puerta y dispare, el corazón se me salió por la boca y casi no podía respirar, prendí la luz rápidamente y no había nadie, solo un agujero en la puerta del refrigerador con su luz pestañando, en el piso estaba esparcida la comida que iba a llevar el día siguiente al trabajo, cerré la puerta del refrigerador y note que el la puerta que daba hacia el patio había un enorme agujero, era un orificio muy grande por el cual podía pasar un perro grande o algo así, parecía como si un animal hubiese rota la puerta para poder escapar del dispara, me acerque a la puerta y note que habían unos enormes pelos tiesos, duros y negros incrustados en las astillas de la puerta, ya mas asustado que antes sabiendo que no enfrentaba a un ladrón o algo conocido si no a algo muy pero muy raro, lo que me atemorizaba aún mas ya que la puerta de la cocina antes de acostarme estaba muy bien cerrada con alarma y todo, imposible de abrir por un ser humano y mucho menos por un animal. Encañone mi pistola en la mano derecha ya que tiritaba menos que la izquierda en ese momento y abrí la puerta de la cocina. Preocupado por mi perro salí al patio para ver si estaba bien, pero no lo encontré me dirigí a su casucha y lo veo que esta muy asustado, choqueado en el fondo de su casucha pegado a la pared inmóvil ,como hipnotizado, con las pupilas muy dilatas y tiritando, lo llame para tratar de calmarlo pero no respondía a ni un estimulo, me agache para poder sacarlo de ese lugar y llevarlo adentro y poder darle leche o algo así para poder calmarlo cuando siento una ráfaga de viento que pasa tras de mi, yo me di vuelta y dispare nuevamente sin darle a nada, solo alcance a ver una enorme mancha negra que no parecía tener forma de perro si no de algo mayor, que nuevamente había entrado a mi casa, saque a mi perro que estaba temblando de terror, lo tome en mis brazos, tome la pistola y encamine mis pasos hacia la cocina, mi perro a medida que nos acercábamos a la puerta comenzaba a chillar y su corazón latía cada vez mas rápido, con latidos muy fuertes que se confundían con los míos, entre a la cocina gritando, “sal de mi casa”, entre a la primera habitación y no había nada, luego a la segunda y nada, camine hacia el comedor y las sillas estaban desordenadas y el mantel corrido con unas enormes huellas como si algo hubiese dado un saldo sobre ella, el teléfono estaba en el suelo, al igual que el televisor, solo me quedaba revisar mi dormitorio, caminé por el pasillo con dificultar debido a una sustancia viscosa que se encontraba en el suelo, y por los movimientos de mi perro que se hacían mas intensos a medida que nos acercábamos a la puerta de mi habitación, me pare a un lado de la puerta, y podía escuchar la respiración agitado de algo enorme que estaba dentro de mi dormitorio, solo me quedaba una bala y no podía fallar ese tiro, así que deje a mi perro petrificado en el piso y me dispuse a encender la luz para poder darle fin a esta criatura. Nuevamente conté hasta tres, tome la pistola firmemente con mi mano izquierda, encendí la luz y el güarén gigante que estaba acostado en mi cama me pregunta si tengo fuego para encender su cigarrillo.
Luego de un rato acostado mirando el techo comencé a ver unas tímidas y chispeantes luces de colores que se intensificaban con los movimientos dejado una estela que caía suavemente sobre mi rostro, al tratar de seguirlas con la vista se corrían como escapando, como si tuvieran algo que proteger, algo misterioso, algo mágico , quizás eran los sueños que llegaban a mi habitación sin yo estar dormido, cerré mis ojos simulando estar dormitando pero las luces eran muy bellas y no podía quitar mi vista de ellas, las seguía de un lado al otro, tratando de descifrar que sueño me tocaría esa noche, quizás uno de esos sueños recurrentes en los que aparecía en el cine cuando esta terminando la película, se encienden las luces y veo que estoy sin pantalones, o uno de esos en donde estoy caminando a orillas del río Mapocho a la altura de la Estación del mismo nombre, comiendo maní confitado o algo así cuando un güarén enorme me encara y me preguntarme si tengo fuego para encender su cigarrillo, el cual nunca consigo encender ya que despierto antes, o quizás es una de esas pesadillas en donde me persigue una manada de perros hambrientos y yo por más que corro no puedo sacar ventaja, cada vez me traslado más lento como si mis pies de hundieran en el pavimento, Estaba pensando en eso cuando miro hacia el techo y las luces misteriosas habían desaparecido. Como ya no tenia el espectáculo luminoso me di vuelta hacia la muralla para ver si podía dormir cuando comencé a escuchar un ruido que venia de la cocina, era un susurro como si alguien estuviera comiendo algo, parecía estar hambriento debido al estrepitoso ruido que hacia al masticar, yo asustado saque una pequeña pistola que tenia guardada en el velador, una revólver pequeña que me había regalado mi papá el día en que me fui a vivir solo, la misma pistola con la que mi tío Joaquín se dio un disparo el día de año nuevo cuando realizada ese estúpido show de puntería. tome la pistola con la mano izquierda que en ese momento era la menos temblorosa y prendí la luz del pasillo, en esos momento pensé que el intruso iba a escapar por que el ruido que yo estaba haciendo y las luces que prendí le informarían que el dueño de casa estaba despierto y al tanto de que algo raro estaba pasando, pero no, seguían los ruidos, comencé a caminar por el pasillo lentamente tratando de hacer el mayor ruido posible pensado que el intruso podría ser un poco sordo y no había escuchado el ruido de mi puerta habiéndose, pero el ruido seguía cada vez mas fuerte ya que cada vez estaba mas cerca de la cocina, “hay alguien ahí” pregunte con un tono tembloroso, el cual no era el más indicado en ese momento pero era lo que había, en ese momento el ruido seso, seguí caminado hacia la cocina, “llame a las carabineros y ya están por llegar” volví a gritar ya en un tono mas firme pero igual de tembloroso, cuando estaba a punto de entrar a la cocina veo que la única fuente de iluminación que había en ese lugar era la luz del refrigerador que estaba abierto hasta el tope, espere al lado de la puerta respirando profundamente dispuesto a disparar a lo que fuera, conté hasta tres y me pare frente al marco de la puerta y dispare, el corazón se me salió por la boca y casi no podía respirar, prendí la luz rápidamente y no había nadie, solo un agujero en la puerta del refrigerador con su luz pestañando, en el piso estaba esparcida la comida que iba a llevar el día siguiente al trabajo, cerré la puerta del refrigerador y note que el la puerta que daba hacia el patio había un enorme agujero, era un orificio muy grande por el cual podía pasar un perro grande o algo así, parecía como si un animal hubiese rota la puerta para poder escapar del dispara, me acerque a la puerta y note que habían unos enormes pelos tiesos, duros y negros incrustados en las astillas de la puerta, ya mas asustado que antes sabiendo que no enfrentaba a un ladrón o algo conocido si no a algo muy pero muy raro, lo que me atemorizaba aún mas ya que la puerta de la cocina antes de acostarme estaba muy bien cerrada con alarma y todo, imposible de abrir por un ser humano y mucho menos por un animal. Encañone mi pistola en la mano derecha ya que tiritaba menos que la izquierda en ese momento y abrí la puerta de la cocina. Preocupado por mi perro salí al patio para ver si estaba bien, pero no lo encontré me dirigí a su casucha y lo veo que esta muy asustado, choqueado en el fondo de su casucha pegado a la pared inmóvil ,como hipnotizado, con las pupilas muy dilatas y tiritando, lo llame para tratar de calmarlo pero no respondía a ni un estimulo, me agache para poder sacarlo de ese lugar y llevarlo adentro y poder darle leche o algo así para poder calmarlo cuando siento una ráfaga de viento que pasa tras de mi, yo me di vuelta y dispare nuevamente sin darle a nada, solo alcance a ver una enorme mancha negra que no parecía tener forma de perro si no de algo mayor, que nuevamente había entrado a mi casa, saque a mi perro que estaba temblando de terror, lo tome en mis brazos, tome la pistola y encamine mis pasos hacia la cocina, mi perro a medida que nos acercábamos a la puerta comenzaba a chillar y su corazón latía cada vez mas rápido, con latidos muy fuertes que se confundían con los míos, entre a la cocina gritando, “sal de mi casa”, entre a la primera habitación y no había nada, luego a la segunda y nada, camine hacia el comedor y las sillas estaban desordenadas y el mantel corrido con unas enormes huellas como si algo hubiese dado un saldo sobre ella, el teléfono estaba en el suelo, al igual que el televisor, solo me quedaba revisar mi dormitorio, caminé por el pasillo con dificultar debido a una sustancia viscosa que se encontraba en el suelo, y por los movimientos de mi perro que se hacían mas intensos a medida que nos acercábamos a la puerta de mi habitación, me pare a un lado de la puerta, y podía escuchar la respiración agitado de algo enorme que estaba dentro de mi dormitorio, solo me quedaba una bala y no podía fallar ese tiro, así que deje a mi perro petrificado en el piso y me dispuse a encender la luz para poder darle fin a esta criatura. Nuevamente conté hasta tres, tome la pistola firmemente con mi mano izquierda, encendí la luz y el güarén gigante que estaba acostado en mi cama me pregunta si tengo fuego para encender su cigarrillo.